ALIMENTACIÓN Y CÁNCER
Buenos días en la entrada del blog de hoy quiero hablaros de los posibles efectos beneficiosos que tiene la nutrición para hacer frente al cáncer e incluso prevenirlo, identificar algunos de los agentes carcinógenos es el propósito de hoy.
De todos los casos de cáncer que hay (hay más de 100 tipos de cáncer diferentes) solo entre el 5 y el 10% es genéticamente hereditario.
Fisiología del cáncer:
En el proceso tumoral existe una división y reproducción de células anómalas en el cuerpo, este proceso se inicia cuando una sustancia química, física o un virus provocan este daño genético, se inicia la lesión, se promueve y progresa.
Este inicio del proceso sucede y conlleva a la trasformación celular inducida por la interacción de productos químicos, radiaciones o virus que interactúan con el ácido desoxirribonucleico (ADN) de la célula, una vez producido el daño celular inicial, la trasformación de las células normales hasta un cáncer detectable puede tardar muchos años, incluso décadas.
Durante la promoción las células iniciadas se multiplican y pasan desapercibidas para los mecanismos establecidos de proteger el organismo. Se forma una neoplasia, tejido nuevo y anómalo sin ninguna función útil.
En la tercera fase la progresión, las células tumorales se agregan y crecen para formar una neoplasia maligna o tumor.
En los procesos metastásicos, la neoplasia tiene capacidad invasora que se puede propagar por los tejidos y órganos distantes, en la metástasis el propio tumor desarrolla su propia irrigación sanguínea para sostener el crecimiento de las células anómalas que se dividen rápidamente angiogenia tumoral.
El cáncer es un ganador, pues cuando aparece es porque ha sido capaz de superar todas las barreras que le ha puesto nuestro sistema inmunológico.
Nutrición y cáncer:
La nutrición puede modificar el proceso carcinógeno en cualquiera de sus etapas.
Puede intervenir en el metabolismo de las sustancias provocadoras de cáncer, en la defensa celular y del cuerpo, la nutrición puede participar en el crecimiento tumoral.
La expresión de nuestros genes puede ser potenciada o alterada por los nutrientes a lo largo de todo el ciclo vital.
Un tercio de todos los tumores que se producen se deben a mala alimentación, inactividad física y el exceso de peso.
La enorme complejidad de los diferentes patrones de alimentación representa un reto difícil. En una dieta normal se encuentran miles de productos químicos, algunos están muy bien estudiados y otros son menos conocidos y no se miden.
En nuestra alimentación tenemos sustancias aliadas que promueven nuestra salud y nos protegen de estas lesiones celulares que es el origen del cáncer, como lo son el poder antioxidante de la vitamina C, la vitamina E, la vitamina A carotenoides, el selenio y el cinc.
También están los fitoquímicos de las plantas (componentes biológicamente activos de las plantas).
Ciertos alimentos vegetales tienen la capacidad de ayudarnos tanto en la prevención como en el tratamiento tumoral, por citar algunos alimentos encontramos a los tomates, las ciruelas, el vino tinto, las zanahorias, la calabaza, la naranja, la papaya, las espinacas, el aguacate, el brócoli, etc.
El Té verde es buena fuente de fenoles, contiene catequinas que poseen actividades antioxidantes, antiangiógenas y antiproliferativas que son relevantes para la prevención del cáncer.
Estos son algunos de los alimentos que nos defienden y nos protegen frente a los procesos tumorales, los alimentos aliados en la lucha contra el cáncer son los (licopenos, las antocianinas, los polifenoles, el alfa y beta caroteno, la criptoxantina, los flavonoides, la luteína, etc.).
La prevención es fundamental, un estilo de vida donde evitemos el sedentarismo, nuestra composición corporal sea equilibrada y apropiada, tener buenos hábitos hará que las probabilidades de sufrir esta enfermedad se distancie de nosotros.
En la cara opuesta de las sustancias antioxidantes y beneficiosas en la prevención del cáncer encontramos los agentes carcinógenos, estas sustancias van en la dirección opuesta es decir nos predisponen a la enfermedad.
Por cuestiones ambientales y sociales estamos destinados a entrar en contacto con ellas (la contaminación ambiental, las sustancias tóxicas de la industria alimentaria, etc.), nos dejan pocas posibilidades de evitar estos contactos y esas contaminaciones, es aquí donde entra en juego una alimentación inteligente que contrarreste estas agresiones.
Algunas sustancias precursoras de estas lesiones celulares son el exceso de carne roja, la grasa saturada, el modo de cocinado donde se producen hidrocarburos aromáticos policíclicos que suceden al cocinar a alta temperatura.
La obesidad también es un factor de riesgo para el cáncer, puede ser el responsable de un 14% a un 20% de toda la mortalidad relacionada con el cáncer.
Las investigaciones al respecto son amplias y avaladas, el sobrepeso y obesidad tiene relación positiva con el cáncer. El exceso de peso en la adolescencia se ha correlacionado con un mayor desarrollo de cáncer en la edad adulta.
Las grasas y las carnes procesadas contienen nitritos para su conservación, estas sustancias en nuestro intestino forman nitrosaminas que son sustancias tóxicas para nuestra salud.
Limitar los alimentos ahumados, no quemar la carne en la parrilla, limitar las ingestas de carnes rojas, evitar el bisfenol que contiene algunos envases de plástico, el alcohol, el tabaco, etc. Son sustancias que están demostradas como cancerígenas.
La interacción con nuestro entorno, nuestro estilo de vida y nuestros hábitos tienen mucho que decir en la aparición de esta terrible enfermedad. Incorporar ciertos hábitos y aprender que sustancias son aliadas y cuales son perjudiciales es clave en la orientación de nuestra salud.
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