¿QUÉ OCURRE CON LOS DEPÓSITOS DE GRASA?
Aumentar nuestro número de depósitos de grasa (adipocitos) incrementa el desarrollo de Adipocinas que son unas sustancias pro inflamatorias a nivel local que consiguen aumentar la resistencia a la insulina, es decir fuerzan a trabajar más al páncreas y, por lo tanto, aumenta el riesgo de diabetes tipo II.
Al aumentar los niveles de depósitos de grasa con el sobrepeso, favorecemos más grasa circulatoria en la sangre (triglicéridos, ácidos grasos libres) y esto deriva en un hígado graso no alcohólico (esteatosis hepática) y cirrosis, y, a su vez, estos niveles de grasa elevados en sangre pueden provocar insuficiencia cardíaca congestiva.
Este aumento del número de depósitos de grasa incrementa la actividad del sistema nervioso simpático por lo tanto favorece la hipertensión y el estrés mecánico en el cuerpo:
La zona renal se comprime y aumenta la carga mecánica en las articulaciones (mayor riesgo de sufrir apnea de sueño), mayor presión intraabdominal.
Estos son algunos de los principales factores de riesgo y enfermedades crónicas comunes que pueden producirse por un aumento de los depósitos de grasa.
Estos depósitos se pueden reducir con una alimentación equilibrada y realizando deporte moderado.
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