INFLAMACIÓN Y ENFERMEDAD CRÓNICA
En esta entrada de hoy quiero hablaros de las enfermedades crónicas y la inflamación como denominador común en algunas de ellas.
Las enfermedades crónicas son complejas y nunca afectan solo a un órgano o sistema; abarcan el sistema fisiológico y, por lo tanto, afectan a todo el organismo, incluso a la mente.
El proceso de la inflamación es una respuesta sana y natural del sistema inmunológico en respuesta a una lesión o infección, (intervienen adipocinas y citoquinas) que son sustancias pro inflamatorias.
Existen inflamaciones agudas o prolongadas/crónicas que dan lugar a una trasformación progresiva de los tejidos.
Como nutricionista quiero abordar este problema desde la clínica de la nutrición.
Conocer la relación de los nutrientes en nuestro sistema cuanto menos es importante sino determinante en la progresión de la enfermedad.
El metabolismo de las prostaglandinas que es el que interviene en la inflamación es regulado por los ácidos grasos poliinsaturados, esto quiere decir que nuestra alimentación da los recursos necesarios al cuerpo para funcionar de manera correcta o, por el contrario, si la dieta no es adecuada puede ser motivo de una mala regulación inmunitaria de nuestro organismo frente a la enfermedad.
Los ácidos grasos poliinsaturados son: los Omega 3 (antiinflamatorio natural por excelencia) los Omega 6 (tienen un carácter pro inflamatorio, fundamental para regular el equilibrio de inflamación en el cuerpo) y los Omega 9.
Este tipo de grasas saludables las encontramos en los alimentos (frutos secos, grasas vegetales, de pescados, yema de huevo, grasas de fruta como el coco, aguacate, etc.).
Para cualquier persona, sin sufrir ninguna enfermedad, es importante tener una dieta correcta, variada y equilibrada, pero para personas con enfermedad crónica e inflamación es “fundamental” para modular la progresión de la enfermedad. Incluso por protocolo debería ser el primer paso a tener en cuenta.
Además de las grasas saludables poliinsaturadas, en cuestión de nutrientes, también son importantes en la inflación como moduladores la vitamina D (actúa como una hormona en el cuerpo), el magnesio y el cinc, (intervienen en muchos sistemas enzimáticos relacionados con la inflamación).
Para terminar quería apuntaros que el estilo de vida como siempre también afecta, nuestro ritmo de sueño, la actividad física, el estrés no resuelto o prolongado son aspectos a tener en cuenta en estas enfermedades.
Al final el estilo de vida y la alimentación no se les tiene en cuenta en la enfermedad como debería, los mecanismos beneficiosos que nos aportan son lentos pero también son duraderos, estamos acostumbrados a esperar a tener un problema para ponerle solución, cuando lo más interesante es prevenir los problemas mediante el estilo de vida.
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