COENZIMA Q10
En la entrada de este blog quiero hablaros de un antioxidante cada vez más conocido como es la Coenzima Q10 y que sobre influye en nuestra nutrición.
Ésta se disuelve en las grasas, se la conoce como Ubiquinona y está presente en las células de todo nuestro cuerpo dentro de la mitocondria. Forma parte de la cadena de transporte de los electrones y participa en la respiración celular de manera aeróbica, por ello, está en involucrada en la producción de energía formando ATP (el 95% de la energía en el cuerpo se genera de esta manera).
Órganos vitales como el corazón, hígado, riñón poseen una alta concentración de CoQ10.
El organismo es capaz de generar esta sustancia (sintetizarla). En casos excepcionales puede haber déficit en la producción, ya que intervienen al menos 12 genes o situaciones de enfermedades crónicas que pueden provocar dicho déficit de CoQ10.
En clínica, se observa que los niveles en plasma de CoQ10 en las analíticas, reflejan la ingesta alimentaria o nutrición en lugar del estado del tejido muscular.
La CoQ10 comparte ruta biosintética con el colesterol, es decir los fármacos como las estatinas para reducir el colesterol influyen de manera directa en la producción de CoQ10, en estos casos puede ser interesante suplementarla en nuestra dieta.
Existen estudios que relacionan beneficios en la salud cardiovascular con suplementación de CoQ10.
En personas que padecen migrañas, se ha concluido que la suplementación con Q10 tiene un efecto beneficioso en algunos pacientes, (las migrañas son un trastorno mitocondrial y la disfunción mitocondrial puede ser mejorada con la Q10).
El organismo es capaz de sintetizar esta Coenzima de manera natural que, además, está presente en algunos alimentos como: frutos secos, soja, sésamo, almendras, pistachos, aceite de oliva. Alimentos que no debemos olvidar en nuestra dieta diaria.
Lo normal en esta sustancia es tener unos parámetros óptimos en el organismo, por ello tiene una función importante. En casos especiales es importante tenerla en cuenta ya que puede formar parte del tratamiento de un paciente.
Por último debemos saber que la parte ambiental (nuestro estilo de vida, alimentación, actividad física, tóxicos, etc). Es mucho más importante o determina nuestra salud y enfermedad más de lo que lo hace la genética.
“La genética carga el arma pero el estilo de vida tira del gatillo”.
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