Nutrición como herramienta para combatir el covid y sus secuelas
En la entrada al blog de hoy quiero hacer referencia a la pandemia vivida SARS-CoV-2 (COVID-19).
En lo referente a esta enfermedad caracterizada por infección en los pulmones y una híper reacción de nuestro organismo (tormenta de citoquinas inflamatorias), ha llevado a una elevada mortalidad catalogada como pandemia mundial.
En este tipo de enfermedad, es importante estar bien alimentados y sin desnutrición (la desnutrición no solo hace referencia a el adelgazamiento patológico la insuficiencia ponderal), sino que la malnutrición es aquel estado carente de nutrientes en nuestro organismo en el equilibrio de lo necesario y una inadecuada ingesta de calorías.
Tener una correcta alimentación en la pandemia del covid ha demostrado que es capaz de reducir la mortalidad en un 35% y en un 21 % el ingreso en cuidados intensivos y complicaciones mayores. Según el reciente estudio EFFORT.
Los pacientes con falta de apetito, problemas en la deglución se han de hacer un tratamiento que cubra sus necesidades calóricas y proteicas, es decir alimentos con alta densidad nutricional, que cubra las necesidades del organismo para combatir la infección. Purés, cremas o si es necesario suplemento alimenticio preparado.
Es importante tener en cuenta que después de pasar la enfermedad y según haya sido la gravedad se debe prestar atención en la recuperación nutricional y muscular en esos pacientes. La musculatura esquelética en la cuarentena y hospitalización sufre una pérdida de la masa que hay que recuperar.
No olvidemos el efecto deletéreo en enfermedades como la obesidad tienen el riesgo de la mala evolución del COVID, pues obesidad y desnutrición promueven mayor gravedad de la enfermedad, los adultos mayores y los obesos son los que exhiben peores resultados y mayor mortalidad.
Cuando la infección se acompaña de náuseas, vómito y diarrea esto impide la absorción de nutrientes y se ha de tener en cuenta.
Vigilar la ingesta de vitaminas A-B-C-D, el zinc, selenio, hierro y omega 3 ha demostrado su beneficio en pacientes desnutridos y la COVID.
La deficiencia de vitamina D (exposición solar) ha sido asociada a mayor susceptibilidad de infección por el coronavirus y mayor severidad en la población afectada.
La vitamina A es conocida como “anti-infecciosa” pues muchas defensas corporales contra las infecciones dependen de su ingesta. La vitamina A y C son beneficiosas, pues han demostrado propiedades antivirales y antimicrobianas, de esta manera se reduce el riesgo de neumonía.
Los betacarotenos (precursores de vitamina A) son antioxidantes, son los pigmentos en las frutas y hortalizas (zanahorias, espinacas, etc.).
Es importante saber que un inadecuado estado nutricional perjudica severamente la función pulmonar, pues de esta manera se modula la respuesta inflamatoria pulmonar.
A modo de conclusión, quiero hacer referencia que en cuestiones generales la pandemia ha cambiado nuestra manera de relacionarnos y nuestros estilos de vida habituales, como es la realización de actividad física en grupo, el confinamiento ha modificado hábitos nutricionales como incremento de la ingesta de alcohol y azúcares de repostería, hemos sufrido mayor deficiencia de vitamina D importantísima en nuestro sistema inmunológico.
Por lo tanto, es importante normalizar y restablecer hábitos saludables a nivel nutricional y actividad física para mejorar nuestra condición física y por consiguiente de salud.
Para hacer frente a la enfermedad y en lo que corresponde al Covid es importante dar a nuestro organismo los micronutrientes que necesita (vitaminas, minerales y oligoelementos), las proteínas y energía que necesita para llevar a cabo sus funciones de manera óptima.
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