Navidad, tiempo de celebración
Hoy, comenzado el mes de diciembre, quiero dejaros algunos comentarios relacionados con la alimentación en Navidad.
En este mes se concentran varias celebraciones, la Nochebuena, el día de Navidad…
Al término de este año tan convulso y difícil para el mundo y los seres humanos, celebramos el Año Nuevo.
Disfrutamos diferentes tipos de celebraciones, con compañeros de trabajo, amigos y familia. Todos ellos tienen un denominador común, y es que, lo celebramos juntándonos para comer y beber.
Normalmente se suelen cometer excesos, que dependiendo de la persona tienen mayor o menor repercusión en la salud.
No os olvidéis que el alcohol es un tóxico para muchos sistemas de nuestro cuerpo, es depresor del sistema nervioso; el etanol, es una partícula tan pequeña que se empieza a absorber desde la boca y atraviesa todas las barreras del cuerpo (placenta, la hematoencefálica, etc.). Por lo tanto, moderar su consumo es una cuestión de salud.
Moderar la ingesta de azúcares (polvorones, mazapanes, turrones, etc.) es importante, no sólo porque nutricionalmente son poco interesantes y tienen un porcentaje calórico elevado, sino porque nos HABITÚA al consumo de dulce. Nos hace dependientes de ese tipo de alimentos que son muy palatables en boca, nos producen placer a la hora de comerlos y nuestro cerebro inconscientemente nos lo va a pedir. Ya sabéis que los azúcares y las grasas tienen centros de recompensa en el cerebro y nos producen dopamina (motivo por el que nos produce placer).
Al final, lo interesante es la moderación y el control en este tipo de celebraciones. Se trata de disfrutar, de pasarlo de bien, de compartir. Ello puede implicar consumir alcohol, dulce y grasas, quien lo desee. Pero saberlo gestionar y no excedernos, es la clave para después encontrarnos mejor.
Como última recomendación, me gustaría indicaros que si a unas celebraciones controladas les añadimos una actividad física placentera que nos guste, con nuestros amigos o familiares, es una manera de festejar y de divertirse de manera sana, que además sirve de herramienta compensatoria si se han cometido excesos con las comidas.
¡Se trata de pasarlo bien y no de empacharnos!
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