Cómo cuidar nuestro corazón desde la nutrición

En la entrada al blog de hoy, quiero hablaros de uno de los órganos más importantes de nuestro organismo, el corazón.

El corazón es un músculo con fibras estriadas recubierto de un pericardio. Está formado por ventrículos, aurículas y válvulas. Tiene la función de bombear sangre por todo nuestro organismo, de esta manera hace llegar oxígeno y nutrientes a todos los tejidos de nuestro cuerpo.

Para cuidar nuestra salud cardiovascular, hay que evitar el riesgo de sufrir hipertensión, controlar los niveles de grasa, llevar un estilo de vida saludable evitando tóxicos, realizando actividad física, reduciendo y manejando el estrés.

Es cierto que las enfermedades coronarias producidas por herencia genética son poco frecuentes, un porcentaje muy alto están relacionadas con nuestro estilo de vida.

Tal es la magnitud del problema, que al año en todo el mundo, se atribuyen en torno a 18 millones de muertes por accidentes cardiovasculares.

La alimentación y el equilibrio de macronutrientes y micronutrientes es una parte muy importante a tener en cuenta.

A grandes rasgos, están implicados en estas enfermedades la coagulación sanguínea y la formación de trombos, el colesterol de baja densidad LDL elevado y niveles bajos de HDL. Esto durante un tiempo en nuestros vasos sanguíneos forman ateromas (son placas de colesterol de baja densidad que se depositan debajo del endotelio vascular), si estas placas no son estables y se desprenden se puede producir una obstrucción o un infarto de miocardio, esta enfermedad se conoce como arterioesclerosis.

Por otro lado, están las anginas de pecho, que son estrechamientos de las arterias o venas causadas por ateroma o por calcificaciones arteriales con el paso de los años, reducen el flujo de sangre al corazón y por lo tanto, se produce un daño en nuestro organismo.

Tener unos hábitos saludables para nuestro miocardio es importante, evitando el tabaco, reduciendo los niveles de alcohol, llevando una dieta cardiosaludable, realizando ejercicio de manera regular, teniendo normopeso.

En cuanto a hábitos dietéticos cardio saludables se hace referencia a un consumo frecuente:

  • Verduras, hortalizas y frutas diariamente.
  • Consumir cereales integrales, legumbres y frutos secos.
  • Los pescados grasos son muy recomendables por su alto contenido en omega 3.
  • Reducir las carnes rojas y consumir carnes magras.
  • Evitar los lácteos grasos, las bebidas azucaradas y consumir aceite de oliva.
  • Evitar la bollería, refrescos y grasas trans. Llevar una dieta normo calórica.
  • No sobrepasar el consumo de sal a más de 5 gramos diarios o 2.5 gramos si sufrimos hipertensión.
  • El consumo de té verde contiene catequinas aliadas en esta función de prevención.

Realizar actividad física aeróbica 3 ó 4 veces a la semana con una duración media de 40 min por sesión y practicar la actividad de moderada a vigorosa.

Está demostrado que la inactividad física y un bajo nivel de forma son factores de riesgo cardiovascular. Con prevalencia de obesidad, la actividad física es una prioridad absoluta, ya que reduce el riesgo cardiovascular porque retrasa la arterioesclerosis, aumenta la vascularización de nuestro corazón, aumenta la fibrinólisis y eleva el HDL, también mejora la gestión de la glucosa y la sensibilidad a la insulina, nos ayuda en el control del peso y reduce la presión arterial. Todo esto lo conseguimos gracias a la actividad física.

Con relación al estrés, está demostrado que desencadena una respuesta neurohormonal en el organismo que provoca un aumento de la frecuencia cardiaca, la presión arterial y la excitación del corazón. La Angiotensina II es una hormona del estrés, esta es liberada por la estimulación del sistema nervioso simpático y favorece la formación de placas en nuestras arterias. El estrés es tan malo para nuestro corazón como la hipertensión.

Ya para terminar, quiero hacer hincapié en el consumo de omega 3. Este tipo de grasa nos ayuda en nuestros perfiles de grasa en la sangre aumentando el HDL, y por lo tanto, ayudando en la salud cardiovascular. El omega 3 lo encontramos en la grasa del pescado o en suplementos de herbolario, preferiblemente el procedente de Krill por contener un antioxidante especial llamado astaxantina.

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