La salud de nuestros hijos es importantísima, su educación, su porvenir y su futuro son responsabilidad de los padres, queremos lo mejor para ellos, que desarrollen y vivan una infancia feliz y que no les falte de nada.
Hoy en día con las formas de entretenerse sedentarias (las pantallas, los videojuegos, los teléfonos, las tabletas) hacen que la manera de divertirse y comunicarse haya cambiado. Estos nuevos hábitos sociales hacen que la vida se haya vuelto sedentaria.
La gran cantidad de recursos alimenticios a nuestro alcance y los malos hábitos alimentarios están acrecentando un serio problema como es el sobrepeso y la obesidad infantil donde está creciendo de manera alarmante.
Los padres creemos que la obesidad infantil es un estado benigno que pasará cuando crezca, el problema desaparecerá solo y lo cierto es que los hábitos que enseñamos a nuestros hijos desde pequeños son los que les van a acompañar de mayores.
En cuestiones metabólicas tenemos que saber que ese sobrepeso puede provocar hiperinsulinemia, favorece la hipertensión, desarrolla más probabilidades de sufrir enfermedad cardiovascular, predispone a la diabetes, y, en un alto porcentaje, a sufrir obesidad en la etapa adulta.
Algunas enfermedades del síndrome metabólico están relacionadas con el sobrepeso, con el exceso de grasa.
La grasa metabólicamente es muy activa, genera alteraciones endocrinas.
Aunque existe un componente genético, hay predisposiciones, polimorfismos genéticos ahorradores. En la infancia es una situación bastante fácil de corregir con una alimentación equilibrada.
Se aborda desde la práctica de ejercicio físico como entretenimiento, como estilo de vida, con buenos hábitos alimenticios, ordenados, donde la comida basura quede en un segundo plano o para ciertas ocasiones.
Si queremos lo mejor para nuestros hijos que son las personas que más queremos en este mundo, es bueno instaurar en ellos hábitos saludables y corregir o vigilar la alimentación.
¡Somos lo que comemos!