Azúcar, sustancia adictiva
En la entrada del blog de hoy quiero hablaros del azúcar. Sustancia que utilizamos en la elaboración de recetas para aportar el “toque” dulce.
Esta sustancia parece inofensiva, forma parte de nuestros hábitos alimentarios en menor medida, pero no es tan inofensiva como parece.
Tan sólo en España, se producen en un año 1.200.00 toneladas de azúcar de remolacha.
La industria alimentaria la utiliza en muchas de sus elaboraciones para conseguir una mejor palatabilidad en los alimentos, y así, vender más y mejor.
El problema del azúcar es que es una sustancia muy adictiva. Nuestro cerebro inconscientemente nos anima a consumir ciertos productos elaborados que la contienen.
Es importante saber, que las grasas y los azúcares refinados tienen centros de recompensa en nuestro cerebro y nos produce dopamina lo cual nos genera una sensación de placer y bienestar con su ingesta.
Es recomendable realizar un consumo equilibrado respecto de dicha sustancia.
Esta sustancia que parece inofensiva, es una sustancia calórica que nos aporta cuatro calorías por gramo de azúcar, no lo es tanto. El azúcar simple es de fácil absorción y el hígado lo trasforma en grasa. Ejemplo de ello es un refresco azucarado que contiene en torno a 50 gramos de azúcar industrial y refinado.
El azúcar refinado lo encontramos en algunos productos como: cereales de desayuno, mermeladas, yogures, bollería, enlatados y una infinidad de productos elaborados. Con ello, la industria busca una mejor textura, placer en la boca y aumentar sus ventas.
La cuestión principal es que detrás de un consumo elevado de dicha sustancia podemos observar como se desarrollan enfermedades crónicas e inflamatorias, tales como la obesidad, la diabetes y enfermedades vasculares, a través de las que se van generando alteraciones asociadas.
Es importante identificar dónde se encuentra el azúcar industrial enmascarado y esto nos ayudará a conseguir unos hábitos de alimentación más saludables.
Hay que tener en cuenta que el organismo no necesita ningún azúcar añadido es decir necesita CERO cantidad de azúcar. La glucosa que nuestro cerebro y músculos necesita la obtiene de los cereales, las frutas, verduras, hortalizas y la lactosa. Al final consumir hidratos de carbono integrales o complejos es más interesante para nuestro organismo y, por lo tanto, previene numerosas enfermedades. Muchas de las enfermedades y alteraciones que padecemos tienen una relación directa con nuestra alimentación y estilo de vida.
Para terminar, es importante insistir en que el azúcar es una sustancia muy adictiva y esta adicción aumenta de manera gradual la producción de dopamina hasta llegar al efecto de “tolerancia” y en consecuencia, la necesidad de aumentar la dosis de azúcar para sentirse satisfecho.
De esta manera la necesidad de consumir azúcar frecuentemente se vuelve crónica y esto produce cambios neuroadaptativos que modifican la neuroplasticidad de nuestro cerebro. Dando como resultado hipo frontalidad, que compromete las capacidades emocionales y cognitivas de orden superior y por consiguiente la capacidad del córtex, hasta convertirse en automatismo con un predominio de los efectos negativos del consumo.